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Mi sentido de la belleza (Manifiesto artístico)

MI SENTIDO DE LA BELLEZA

"Existo, perpetua sorpresa que es la vida." —R. Tagore

"Si de noche lloras por el sol, no verás la estrellas"*, 1990.*Título del poema "Pájaros perdidos" (verso 6) de R.Tagore.

"Si de noche lloras por el sol, no verás la estrellas"*, 1990.
*Título del poema "Pájaros perdidos" (verso 6) de R.Tagore.

Muchas veces me he preguntado ¿por qué pinto?; la contestación es simple: mi intención es materializar la percepción de otra realidad. Los artistas tenemos ideales personales sobre la belleza. Como afirma George Santayana en su ensayo El sentido de la belleza (1896), "La belleza es el placer considerando las cualidades de las cosas…es el placer objetivado."

Como en el arte de la fuga —cuando una combinación de instrumentos diferentes, cada uno con su propia voz se mezclan con armonía— mi intención es expresar la sugerencia de un momento de luz en un paisaje, combinando colores y formas, sin que ninguno de estos elementos pierda su personalidad y, al mismo tiempo, cada cual contribuya a una composición armónica.

El tórculo se convirtió en mi principal instrumento de trabajo en 1976 cuando, viviendo en Anchorage, yo estudiaba el oficio del grabador en el Visual Arts Center of Alaska. Es importante el poder aprender que el grabado, una actividad considerada por muchos como un arte menor porque la conciben como un arte de reproducción, era para aquellos artistas un maravilloso medio de expresión. Yo tuve la inmensa suerte de conocer y estudiar con algunos de los más relevantes artistas/grabadores de la década de los ’70, en USA, como Jules Heller and Misch Kohn. Las técnicas calcográficas permiten conseguir calidades que sólo son propias de este medio.

Los papeles japoneses, con sus fibras fuertes y flexibles, son en mi opinión el perfecto soporte. Algunos papeles japoneses aparentemente frágiles por su delicado aspecto, resisten múltiples y sucesivas intervenciones y recogen y conservan la huella de la matriz con todo detalle. Creo que el proceso por el cual se aplica el color al papel produce sutiles diferencias en la percepción y comportamiento del mismo. Un rojo bermellón aplicado a la superficie de un papel preparado para hacer acuarela —donde flota— y el mismo pigmento mezclado en un medio graso y aplicado sobre lienzo, nos devuelve dos versiones muy diferentes del rojo. Si se entinta una plancha y se pasa por el tórculo, el color queda modificado porque el papel se moldea y retiene la tinta conservando la textura de la plancha por la presión del proceso. Por ejemplo una aguatinta en negro adquiere un carácter aterciopelado que no se asemeja a ningún otro resultado del pigmento negro aplicado con otros medios. Cuando se sumerge el papel en un baño de tinte, el pigmento impregna todas las fibras y se pueden conseguir tonalidades de gran intensidad, quedando patente la presencia de las cualidades del papel cuando se ha secado.

Actualmente me interesan mucho las posibilidades que ofrece el medio digital, no desde la perspectiva de un fotógrafo, sino desde mi sentir como “grabadora-digital”. Antes pensaba que, al pintar, el ritmo del movimiento físico que se hace al aplicar el pigmento tenía mucho que ver con el resultado final, y era esencial para mi obra. Por eso me sorprende que, trabajando ante un ordenador, sentada y sin movimiento, el acto creativo puramente conceptual resulta igual de poderoso. Siento que, como artista que se está reciclando para pertenecer a esta era digital, ha sido muy importante descubrir que en este nuevo medio logro plasmar las cualidades propias de mi estilo personal.

Cuando realizo una obra, con independencia del medio que utilice, mi método de trabajo suele pasar por tres etapas: me gusta empezar con mucha libertad, sin ideas preconcebidas y sin partir de un boceto; en la siguiente etapa viene el momento del análisis y, finalmente, considero la imagen en su conjunto, buscando que funcione la composición sin perder la espontaneidad y la libertad del impromptu inicial.

Mi obra es la expresión de la continua sorpresa que es la vida para mí y representa mi conciencia estética, mi placer objetivado, mi sentido de la belleza.

Yolanda del Riego
mayo 2009